El espacio de Alba Llanes
  E cielo de Ecbar
 

El cielo de Ecbar.

      A la tarde, cuando el sol comenzaba a hundirse en lontananza, el cielo de Ecbar se teñía de un violeta ensangrentado. Mor salía de su casa y caminaba lentamente por la playa. Le gustaba perderse entre las dunas del sur, aquellas que se deslizaban hacia la ciudad de Perk. Era la hora del silencio, del recogimiento, de la meditación. Una dulce quietud embargaba lentamente su alma. Se apoderaba de él la extraña sensación de fundirse con el paisaje: durante unos segundos era el cielo, y el cielo era él; o era el mar, o la crujiente arena… Una tarde, en el crucial instante en que Mor se fundía con el cielo, este se desplomó violentamente sobre la extensa superficie de Ecbar. En la arena quedaron desparramados menudos fragmentos.

     Alba Llanes, San Rafael, Mendoza, Argentina, 2000
                            Publicado en www.yoescribo.com

 
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