Fueron hombres y mujeres comunes y corrientes, sujetos a flaquezas y debilidades como las nuestras; hombres y mujeres que soñaban, reían, amaban y sufrían; hombres y mujeres con pruebas y luchas cotidianas...
Hubieran podido añadir sus nombres a la casi infinita lista de gente anónima que ha transitado los caminos de este mundo. Sin embargo, algo hubo en sus vidas que grabó con fuego sus memoria, en el sagrado libro de la Historia Cristiana. Ellos son nuestros héroes y mártires...
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