El siervo de Dios en tiempos peligrosos.
1 Timoteo 4:1-9
1 También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, 5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. 6 Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. 7 Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. 8 Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. 9 Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos.
El adjetivo griego traducido como “peligrosos” es “chalepos”, que significa “áspero, salvaje, difícil, doloroso, fiero, dañino, duro de tratar”[1]. El comentario acerca de esta palabra, realizado en la Biblia de Estudio Plenitud, dice: “La palabra describe a una sociedad desprovista de virtud pero que abunda en vicios”.[2]
Pero una sociedad es la suma de sus miembros. De acuerdo con la manera de ser de sus integrantes, así es la sociedad. El apóstol Pablo describe aquí los rasgos distintivos de los hombres que formaría parte de la sociedad humana de los tiempos finales. Ellos serían los que harían a esos tiempos del fin literalmente “salvajes”. ¡Cuán actuales son las palabras del apóstol! Inspirado por el Espíritu Santo, Pablo describió magistralmente la época actual, conocida como “posmoderna”. Estas son algunas de sus características más sobresalientes:[3]
a) Ultraindividualismo, egocentrismo, narcisismo. “Hombres amadores de sí mismos” (gr. filautos); “sin afecto natural” (gr. ástorgos: “de corazón duro hacia los parientes”); “ingratos” (ajáristos); “crueles” (anémeros: “salvajes, crueles”); “traidores” (prodótes). El gran lema de la conducta humana actual es: “Ámate a ti mismo”.
b) Hedonismo y consumismo. “Avaros” (filárguiros); “intemperantes” (akrates: “sin gobierno”); “amadores de los deleites más que de Dios” (filédonos más que filótheos).
c) Relativismo moral, permisividad, pragmatismo ético e intrascendencia. “Impíos” (anósios: irreverentes, perversos, malvados); “aborrecedores de lo bueno” (afilagadsos); “corruptos de entendimiento” (katefzarmenoi: depravados, arruinados; nous: mente, entendimiento, sentimiento, voluntad); “réprobos en cuanto a la fe” (adókimos: reprobados, rechazados, indignos); “que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”: Se refiere aquí a la pérdida completa de los valores y principios espirituales y morales que sustentan al ser humano. El relativismo se traduce en el lema: “Yo tengo mi verdad; y tú, la tuya” o “Esta es MI verdad”.
d) Rebeldía contra la autoridad y crisis de autoridad. “Desobedientes a los padres”; “soberbios” (juperéfanos: que se creen por encima de otros); impetuosos (propetés). Es la filosofía del “just do it” (“Sólo hazlo”); sin tener en cuenta principios, o autoridad.
e) Libertinaje de expresión. “vanagloriosos” (alazón: jactancioso, fanfarrón, altivo); “blasfemos” (blásfemos: maldicientes), “calumniadores” (diábolos: diablo, Satanás, calumniador); “infatuados” (tetufómenoi (del verbo tufóo): “envuelto con humo, inflado con arrogancia, envanecido, infatuado”.
En el capítulo 4: 3, 4, después de instar a Timoteo a que lleve a cabo su misión “a tiempo y fuera de tiempo” (4:2), el apóstol Pablo agrega un rasgo más de las personas que vivirían en los últimos tiempos: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”.
“No sufrirán la sana doctrina”: no tolerarán, no soportarán la enseñanza pura del Evangelio, la verdad de Dios. En contraposición, tendrían una disposición y facilidad para prestar atención a cualquier doctrina, enseñanza u opinión (“comezón de oír”). Para satisfacer esa “gula” espiritual, esa “hambre” de banalidad, de información irrelevante, de conocimiento dañino, se produciría una especie de multiplicación “bacteriana” de falsos maestros, de mercaderes de baratijas del supermercado espiritual.
3
10 Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, 11 persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. 12 Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; 13 mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. 14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; 15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
4
1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.
No importa cuál sea la circunstancia que rodee al siervo de Dios. Para el ministro del Evangelio, hay una sola consigna que obedecer: “Cumple tu ministerio” (4:5).
Cumplir el ministerio significa:
1o. Predicar, instar, redargüir, reprender y exhortar: a) a tiempo y fuera de tiempo; b) con toda paciencia y doctrina (4:2).
2o. Seguir la doctrina, los ejemplos de conducta y los propósitos recibidos (3:10).
3o. Persistir en la sana doctrina que se basa exclusivamente en la Palabra de Dios (3:12-17).
4o. Soportar las aflicciones y mantener una conducta sobria en todo momento (4:5; 3:q0, 11).
Ni el espíritu del mundo (kosmos), ni de este siglo o época (aion), ni las circunstancias específicas que caracterizan los tiempos concretos (kairos) en que cada uno vive, deben hacer claudicar al siervo de Dios, el cual debe tener, como lema, esas gloriosas palabras del apóstol: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”. Porque “más allá de la palma, el bohío y la sierra”, como escribió alguna vez Carmen Cordero[4], “más allá de esta tierra de afectos y de actos”[5], está la Patria Eterna, donde “está guardada la corona de justicia”, la cual “dará el Señor, Juez justo, en aquel día… a todos los que aman su venida”.
Notas bibliográficas.
[1] Hayford, Jack W. General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994. p. 1606.
[2] Hayford, Jack W. General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994, p. 1606.
[3] Los vocablos griegos y sus definiciones han sido tomados del Diccionario y Concordancia Strong. E-Sword: La Espada del Espíritu.
[4] Poetisa cristiana camagüeyana.
[5] Cordero, Carmen. Mis dos patrias.
Llanes, Alba. Trabajo de Investigación para la edición de Epístolas Pastorales, material didáctico de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superación Bíblica), Asambleas de Dios, Cuba, 2007. (Rancho Cucamonga, California: EDICI) 2007.